La vida de Pi

Ayer por la noche tocó cine y ofrecí a mi hijo de once años elegir, aún a riesgo de acabar viendo dibujos animados enlatados. Él, en un acto de madurez sin parangón me sorprendió con la elección: La vida de Pi. Yo me agarré a su propuesta como a una balsa en una tormenta, y quién me iba a decir que precisamente de eso iba a estar viviendo en las siguientes dos horas y algo que dura la película. Me recomendaron que no fuera a verla con mi hijo pequeño aunque no me explicaron muy bien por qué. Nada. Pueden ir a verla con toda tranquilidad con un niño de once años. No le va a pasar nada y, todo lo contrario, es muy probable que en la tertulia posterior salgan temas interesantes de qué hablar, tal como a mí me pasó.
La vida de Pi es una de las películas con más nominaciones para los Óscar de este año, once en total: Mejor película, mejor director, mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor sonido, mejor banda sonora, mejor canción original, mejor montaje, mejores efectos visuales y mejor edición de sonido. Por las nominaciones ya se puede ver un poco qué nos vamos a encontrar a destacar en la película, un nivel muy alto de perfección estética y visual. ¿Cómo es posible que un tigre, un chico hindú y una balsa, nos tengan agarrados al asiento durante dos tercios de la película? Sólo un maestro como Ang Lee, su director, es capaz de hacerlo. Es por eso que está ahí, entre los mejores, y sin ver Amor, Bestias del sur salvaje o Lincoln, y habiendo visto ya El lado bueno de las cosas, de la cual dejé ya referencia aquí en el blog, puedo decir que es claro favorito a llevarse la estatuilla a la mejor dirección.
La sinopsis de la película no dice mucho, porque la historia comienza cuando la película acaba y la interpretamos como lo que es, como una parábola. Pi Pattel vive en la India. Su padre regenta un zoológico en una ciudad. En ese período Pi va creciendo haciéndose preguntas sobre los dioses, las religiones y su propia existencia hasta el día en que surgen problemas con el suelo donde se asienta el zoológico que es propiedad del ayuntamiento y su familia decide emigrar a Canadá, no sin antes intentar vender en Estados Unidos a los animales del Zoo. Embarcan y durante la travesía se ven sorprendidos por una tormenta que hace que el barco donde viajan se hunda. Pi logra salvarse montando en un bote salvavidas donde debe mantenerse con vida compitiendo con el otro único superviviente: un tigre de bengala.

Hasta ahí todo bien, pero qué hay detrás de esta historia tan original como aparentemente simple. La vida de Pi, para mí, es una historia de la búsqueda interior, el encuentro del equilibrio entre la fe y lo racional, el dominio y la doma de esa fiera, de ese tigre de bengala que todos llevamos dentro. Ese inmenso océano, a veces en calma y a veces tormentoso, es el mundo que nos rodea, y nos influye, claro que nos influye. El único camino que nos queda para sobrevivir es ese círculo que formamos para construirnos, armarnos y luchar contra todo siendo nosotros mismos y que está representada por esa balsa, tan minúscula y frágil en un mundo tan inmenso y hostil, esa balsa que debemos mantener a flote a toda costa. Esa es la parábola. Lo que logra Lee al final es de maestro. Cómo nos "recuenta" la historia en un fotograma final dándole la vuelta a la historia como un calcetín y dejándonos la duda de si todo lo vivido en la película es real o irreal: sencillamente genial.
La vida de Pi es algo más también. Hacía tiempo que no apreciaba cómo narración y película pueden ir de la mano. En el cine estamos muy acostumbrados a "ver" una historia. En La vida de Pi sin embargo "nos cuentan" una historia, lo cual es muy distinto. Me sentí como si estuviera leyendo ese libro, La vida de Pi, del escritor Canadiense aunque nacido aquí en Salamanca Yann Martel, a pesar de no haberlo leído. Por esa razón, creo que es un serio aspirante a llevarse el Óscar a mejor guión adaptado, sin duda.
Si no han podido verla aún están a tiempo, aunque dense prisa porque pronto dejará de estar en las carteleras. Y si tienen un hijo de once, doce, quince años mejor, vayan con él y durante la cena hablen de estas cosas. Hay tan poco tiempo para hablar de estas cosas.


Ficha:
Título original: Life of Pi
Año: 2012
Duración: 125 minutos
País: Estados Unidos
Director: Ang Lee
Guión: David Magee (Novela La vida de Pi del escritor Yann Martel)
Música: Mychael Danna
Fotografía: Claudio Miranda
Reparto: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adril Hussain, Sharavanthi Sainath, Ayush Tandon, Vibish Sivakumar, Gerard Depardieu
Productora: Fox 2000 Pictures

Comentarios

FranCCø ha dicho que…
Una de las cosas que me ha tirado p´tras de esta película es el cartel, muy infantil y como de película fantástica.
No sabia quién era el director, pero sabiendo que es del también director de Brokeback Mountain, es una garantía de calidad.
Me asombra la capacidad de los directores asiáticos, de los cuales soy un gran consumidor de cine.

Miguel, tu crítica sobre esta película hace que reconsidere mi postura. Pero no neguemos que en estos momentos tiene algunos pesos pesados en taquilla y lo tiene complicado.
Ángeles Jiménez ha dicho que…
Estupenda reseña. Yo leí la novela hace tiempo y me impresionó esa vuelta de calcetín que hace al final, como si hubieras estado leyendo o viendo otra historia, te quedas en la duda, es una genialidad. Me resultó interesante el que el protagonista se quedara a solas con un tigre de bengala y teniendo la oportunidad de deshacerse de él, no solo no lo hiciera, sino que se esforzara en alimentarlo para mantenerlo con vida para no quedarse solo en el mar, para tener con quien hablar. No se puede vivir sin los otros, nuestra medida es en los otros, incluso aunque el otro sea una mala bestia.
Gracias por compartirlo.
Ana J. ha dicho que…
Ang Lee es un autor que me encanta desde que vi La tormenta de hielo, y es lo que me inclinaría para ir a ver esta peli.
Me echa atrás esa vuelta de calcetín a la que tanto Ángeles como tú aludís. Y es que si al final resulta ser solo una metáfora, una idea de un chico que reflexiona, un sueño o una historia que alguien le cuenta a alguien, mi decepción no tendrá consuelo.
Así que voy a esperar a que en petit commité me aseguréis lo uno o lo otro antes de decidirme a verla (en cine o en vídeo).
De todas formas, debo reconocer que tu reseña me pone los dientes largos, aunque siga teniendo mis reticencias ante un final que me desmonte todo lo que durante dos horas pueda llegar a creerme.


mabrito67@gmail.com ha dicho que…
Ang Lee es grande. No le doy muchas posibilidades de Óscar en la mejor película porque la competencia es dura. No he visto sino una de las otras, pero creo que Lincoln y otras tienen más papeletas seguramente. Pero quizás se haga justicia por el director. Tiene mucho mérito lo que ha hecho. El Óscar a mejor Guión adaptado, sin haber visto las otras tampoco, creo que muy mal se tiene que dar para no tenerlo. Y desde luego, alguno de los otros más técnicos, sobre todo el de mejor fotografía, seguro que cae, de eso no me cabe la menor duda. Estéticamente es muy buena.
Ana, lo del final y la vuelta de calcetín, es lo que da sentido a la historia. No le tengas miedo a ese final porque no decepciona sino que abre una puerta enorme. Para mí no es una decepción sino todo lo contrario, una genialidad. Pero claro, para entenderlo, tienes que ir a ver la película, no te lo puedo contar.
mabrito67@gmail.com ha dicho que…
Bueno, pues acerté: Oscar a mejor fotografía y también se hizo justicia con el director.

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